Cincuenta años de obras de Gómez Platero dentro y fuera de las fronteras de Uruguay

Una monografía reúne voces de actuales académicos que despabilan a colegas y revaloran desde el claustro técnico la historia y los lineamientos de profesionalización del estudio Gómez Platero.

La construcción de un ambiente humano no es tarea sencilla en una metrópolis que de algún modo gobierna a la arquitectura, en donde existe una compleja trama de tradiciones y normas a las que se suman los vaivenes económicos y financieros, el flujo monetario y de los negocios que va de la mano de la presencia o ausencia de inversores, públicos o privados.

Algunos hacedores, arquitectos, advierten que en la dinámica actual, desafiante, hay fuerzas propias de la época que deben dominarse y aprovecharse para resistir la degradación, el adocenamiento, el tejido urbano anodino, para enhebrar espacios sin pereza y diseñar imagen, más allá de la producción media, en una profesión que es mezcla de arte funcional y oficio intelectual, que permite múltiples prácticas y estrategias, entre ellas el trabajo en equipo, para sumar conocimientos a los propios que absorbieron los arquitectos, sin perder la sensibilidad y la capacidad de seducir. 

De ese modo, a los arquitectos de perfil renacentista, abarcadores, y a los artesanales convencionales, le siguen los colectivos, los grandes equipos con estructura empresarial que buscan enlazar el capital y la ciudad, venciendo la reticencia al riesgo, asegurando la rentabilidad del producto a nivel local e internacional.

Un ejemplo de esto último en Uruguay es Gómez Platero Arquitectos, ahora presentado en un lujoso libro (con más de 230 páginas y tapa dura) de la productora cultural BMR, con la coordinación del arquitecto Nicolás Barriola y repleto de imágenes de la obra del estudio en varios departamentos del país y en el exterior, en Buenos Aires, Asunción, Lima, Bogotá, Ciudad de Guatemala, Panamá, Monterrey, San José de Costa Rica, o Guayaquil y Quito en Ecuador, entre otros.

La monografía reúne voces de actuales académicos que despabilan a colegas y revaloran desde el claustro técnico la historia y los lineamientos de profesionalización del estudio Gómez Platero.

El actual decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, Marcelo Danza, comenta las variadas dimensiones de interés que tiene su obra, destacándola porque vibra en armonía con las energías del mundo contemporáneo y desencadena sin ingenuidad importantes transformaciones urbanas a través de edificios de gran escala.

La expansión del estudio hacia el exterior, proyectando desde Uruguay los diseños, algo que se ha dado en la tercera etapa histórica de la firma, cuando Martín Gómez Platero tomó la dirección del estudio hacia 2002, es resaltada en tanto por el catedrático William Rey Ashfield.

 

El especialista en historia sostiene que éste es un proceso inédito en la arquitectura uruguaya y poco común en el continente, en donde solo tuvieron logros semejantes estudios argentinos, brasileños y en menor medida chilenos.

 

Tomando medio siglo de existencia del estudio, Rey Ashfield describe precisamente distintas etapas y concluye que lo común, continuo y permanente de Gómez Platero ha sido el compromiso entre proyectos y calidad constructiva, aun “en tiempos dominados por la banalización y la especulación arquitectónica”, como se comprobó en la década de 1970.

 

El profesor destaca asimismo que a lo largo de cinco décadas, las construcciones del estudio, tanto las residenciales como los edificios comerciales o administrativos, “presentan soluciones que mantienen su adecuada operatividad y su compromiso contextual”.

 

Diego Capandeguy, docente de Ordenamiento Territorial y Urbanismo de la Udelar, pondera por su parte, como algo específico del estudio o gabinete en donde trabajan decenas de arquitectos, “la mixtura de los campos productivos: el de los servicios globales y el de la alta cultura”.

 

Al resaltar un posicionamiento mixturado, en particular señala que el estudio es creador de valor agregado y exportador de servicios profesionales, estableciendo alianzas estratégicas.

 

A continuación, Capandeguy realiza un análisis de las obras, desde los emprendimientos de gran porte o escala que superan los 10.000 metros cuadrados hasta los de arquitectura boutique, desde la obra original hasta las ampliaciones, desde terminales de ómnibus y shoppings como el de Tres Cruces hasta hoteles como el Conrad de Punta del Este o el Hilton de Montevideo, hasta residencias o una posada en la costa océanica de Rocha, en todos los casos sin apelar “a relatos legitimadores densos sino a expresividades arquitectónicas calmas y legibles”.

 

“No hacemos proyectos para lucirnos como arquitectos, sino para que los clientes y la ciudad queden encantados”, afirma Martín Gómez Platero en una entrevista incluida en el libro, respondiendo a cuál fue el legado que recibió de su padre Guillermo, que provenía del racionalismo, la Bauhaus de Le Corbusier y la última generación de los modernos puros.

 

Una característica que todos destacan del estudio es la contratación de profesionales muy bien calificados, la combinación de experientes con la frescura etarea.

 

Desde su rol de gerente general, Martín Gómez Platero, que se recibió en la Udelar pero desarrolló su visión empresarial, de negocios y de gestión en la Universidad de Berkeley, sintetiza el por qué de esa opción recordando una frase guía: “Contrata a los mejores y déjalos hacer lo que saben. Si no, contrata a los más baratos y que hagan lo que tú dices”.

 

Fuente: Diario EL PAÍS

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