Tiempos públicos, tiempos privados…

¿Tienen incorporado los empleados públicos de aquí, ese modus operandi…? Pamplinas. aunque seguramente hayan excepciones.

Las anécdotas se multiplican entre los promotores respecto a demoras interminables en trámites de distinta laya y que llevan a problemas de toda índole: desmotivación en el promotor, incredulidad si es que hay un inversor foráneo, problemas de índole financiero (hay un terreno comprado, un dinero que se tiene destinado a la inversión, etc., …) y todo eso queda en una suerte de limbo hasta que la burocracia se desburocratice y se agilicen los trámites.

Por más que tengamos un futuro que luce halagüeño, si no pavimentamos la ruta al inversor para que éste tenga los mínimos escollos posibles, los inconvenientes surgirán.

El promotor privado es un hombre que ama lo que hace e invierte en cuanto las posibilidades están prestas para ello. Viene construyendo viviendas, entre otras actividades, desde tiempos inmemoriales y organizadamente, desde que APPCU nació hace más de 31 años. Uséase (como decía el recordado Gonzalo Aguirre Ramírez), no lo va a desmotivar lo que viene viviendo desde viejos tiempos y con algún sinsabor a cuestas, seguirá buscando terreno, invertirá o armará un grupo inversor, construirá y venderá.

Pero, pero…las cosas deberían hacerse de otra manera. Conrado Ramos, hoy Director de la Oficina de Servicio Civil viene abogando por una reforma del Estado desde hace años. Estando en un cargo jerárquico en el gobierno del Frente Amplio, comenzó a batallar por aquella, pero fue cesado por el Dr. Vázquez Rosas.

Ahora…hay buenas intenciones; tal vez se reduzca algún trámite, se simplifique otro, se elimine algún otro…pero la madre del borrego son los funcionarios: SI ÉSTOS NO ESTÁN DISPUESTOS A QUE LOS TRÁMITES FLUYAN, a vía de ejemplo…, NO HABRÁ NINGUNA REFORMA DEL ESTADO…, en definitiva trabajamos con personas o con máquinas que manejan personas y si la cabeza no cambia, si no se entiende que se está cumpliendo una función que debe contemplar los intereses del ciudadano, entonces no veo una salida armónica donde todo debe fluir, sin intermediarios, sin contactos, donde el lobby sea respetuoso y transparente en pos de las reivindicaciones que se entiendan pertinentes.

No soy drástico. Es la experiencia de más de 30 años en la convivencia con los organismos que entienden en la construcción y más específicamente en la vivienda.

No puedo ni debo adjetivar: no puedo hablar ligeramente ni de desidia ni de mala fe. Son hechos.

En distintos organismos del Estado, hemos debido acudir a un interlocutor de aquellos, explicando NO que tenemos que ser un sector de privilegio, pero SÍ que se están invirtiendo millones de dólares en un proyecto y esa apuesta necesita una contrapartida diligente, eficiente, una cara visible que se responsabilice y tome decisiones con premura.

Siempre repito la experiencia excepcional que tuvimos con la ley de vivienda promovida (otrora llamada de interés social). Un ida y vuelta permanente entre APPCU y la Agencia Nacional de Vivienda. Propuesta y contrapropuesta, así durante varios meses hasta que se consensuó un proyecto de ley que fue al Parlamento y fue votado por unanimidad por todos los partidos políticos.

Hubo buena voluntad, hubo cabeza abierta, hubo receptividad a las inquietudes. Y el logro es virtuoso: allí están los edificios que esta ley generó y se siguen construyendo a excelente ritmo.

No pretendí ser agorero…pero esto de los tiempos públicos y tiempos privados tiene décadas y cansa que no le hayamos encontrado el cascabel al gato…

Aníbal Durán